La literatura renacentista forma parte de un movimiento más general del Renacimiento que experimenta la cultura occidental en los siglos XV y XVI, aunque sus primeras manifestaciones pueden ser observadas en la Italia de los siglos XIII y XIV. Se caracteriza por la recuperación humanista de la literatura clásica grecolatina y se difunde con gran pujanza gracias a la invención de la imprenta hacia 1450.
TEMAS DE LITERATURA RENACENTISTA
La producción literaria del siglo XVI es vastísima, y, por tanto, son multitud los temas que se tratan. Entre ellos, los más frecuentes son:
El amor.
El Renacimiento descubre la belleza del cuerpo humano y exalta las sensaciones placenteras, en especial las que se producen a través de la vista y el oído. Junto a la exaltación pagana del amor corporal se exaltan también con bastante intensidad el amor idealizado o amor platónico, que buscaba la unión de las "almas" de los enamorados, y el amor divino. Todo ello se verá con bastante intensidad en la poesía lírica: GARCILASO DE LA VEGA, FERNANDO DE HERRERA, FRAY LUIS DE LEÓN y SAN JUAN DE LA CRUZ.
La naturaleza.
La acción poética o novelesca suele situarse en un paisaje muy idealizado, formado por ríos de aguas siempre cristalinas, grandes arboledas, extensas praderas siempre verdes. Es la soledad y el silencio de ese paisaje idílico y lleno de armonías un marco apropiado para el lamento amoroso o el desarrollo de acciones inspiradas en la mitología.
La mitología.
El Renacimiento pone de nuevo en circulación los mitos griegos, en especial los que están al servicio de la pasión amorosa. Los bosques, los ríos, las fuentes se pueblan de ninfas y de sátiros, a la vez que diversos personajes míticos reviven en la pluma de los autores renacentistas.
El sentimiento religioso.
La paganización propia del primer Renacimiento se torna religiosidad en época de Felipe II. Los temas siguen siendo los mismos –el amor, la naturaleza–, pero ahí los escritores ascéticos y místicos los divinizan y los aplican a una situación del sentimiento religioso.
La historia.
Los acontecimientos del momento se convierten en fuente de inspiración para muchos autores. La justificación de la política imperial de Carlos V o el relato de los sucesos más marcados del descubrimiento y de la conquista de América dan lugar a varias obras literarias.
El mundo caballeresco. La Edad Media pervive también mediante un proceso de idealización en numerosos relatos, especialmente en las novelas de caballerías y en la novela morisca.
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